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Si usted me ve hoy, usted probablemente asumirá que mi vida es tan ‘perfecta’ como puede ser humanamente posible. Tengo un gran esposo, unas hijas gemelas saludables y hermosas, apoyo constante de nuestras familias, un hogar en un vecindario seguro, y mi propio negocio. Y ¿adivine qué? Sí, es perfectamente imperfecta y la amo. Hoy y siempre, he sido, gracias a Dios, una mujer muy bendecida, ésto no significa que no me he encontrado con retos o problemas. Pero con una mentalidad positiva, fe, trabajo duro y pasión, he podido conquistar y superar estos retos.

Hoy, quisiera compartir con usted mi mayor reto, y espero que éste sea el más duro obstáculo que tendré que resistir en mi vida. El 9 de febrero de 2011, el día de cumpleaños de mi mamá, recibí el mayor regalo/noticia de todos los tiempos: yo, también, ¡iba a ser una mamá! Aunque había estado casada por casi 4 años, mi esposo y yo no estábamos buscando a ser padres porque en ese tiempo yo había estado entrenando rigurosamente para un maratón completo,  el cual resultó que corrí embarazada con ¡GEMELOS! Sí, leyó eso bien… No sólo estaba embarazada, el siguiente día, en nuestra primera cita médica anunciaron que era un embarazo de gemelos fraternales. De manera graciosa, yo imaginé que correr mis maratones iba a quedar en pausa por un momento, pero poco sabía que iba a estar corriendo algún otro tipo de maratón inmediatamente.

Después de mucha risa de locura y maravillosas lágrimas de felicidad, la primera cosa que mi esposo y yo hicimos fue llamar a nuestro agente de seguros. Éramos trabajadores autónomos, y debido a los precios irracionales de seguros médicos, habíamos escogido que yo no tuviera la “maternidad” incluida en mi póliza individual. ¿Por qué? Porque nuestro seguro de salud ya era un trozo muy significativo de nuestros gastos mensuales ($800 por mes). Sin embargo, ahora que yo estaba embarazada, sabíamos que necesitábamos la cobertura de maternidad urgentemente. Averiguamos que la única manera de que yo obtuviera la cobertura de maternidad para este embarazo era cambiar nuestros planes individuales de seguro de salud a un plan de pequeñas empresas, lo cual incrementó nuestro seguro en un 63%. Por suerte, fuimos lo ‘suficientemente listos’ para darnos cuenta de que ésta era una inversión que necesitábamos hacer, particularmente porque un embarazo de gemelos siempre es un embarazo de mayor riesgo. Desafortunadamente, el plan de maternidad no se hizo efectivo hasta después de 3 meses, así que por ese periodo tuvimos que pagar de nuestro bolsillo, todos los gastos de médicos y ultrasonidos, lo cual llegó a ser fácilmente más de $3.000 dólares.

Con respecto al embarazo, todo comenzó con el malestar matutino común, pero lentamente comenzó a escalar hacia asuntos más complicados. Hasta llegué a tener una úlcera en mi ojo porque el embarazo realmente resecó mis ojos. Me desmayé en un baño debido a estreñimiento agudo, y tuve un salpullido en la piel debido a una alergia aleatoria a algo que toqué o comí. Sin embargo, para mí, esos eran asuntos insignificantes porque la única persona incómoda o afectada era yo. Cada 2 semanas tenía una cita médica, ya sea con mi Obstetra-Ginecólogo o mi médico de alto-riesgo, y las niñas estaban creciendo perfectamente.

Desafortunadamente, ese no fue el caso a las 23,5 semanas cuando yo estuve a punto de dar a luz a mis hijas en un baño en la República Dominicana, a donde yo había ido por una semana a visitar a mis familiares y amigos que me habían organizado un baby shower. Sin hacer el trabajo de parto prematuro– lo que quiere decir que no había contracciones o signos de alerta – dilaté 6 centímetros y mis hijas comenzaron a caer. Puedes imaginar mi grito pidiendo ayuda, y cuando llegó la ayuda, me desmayé. La verdad sea dicha, cuando mi esposo me despertó nuevamente, después de ser MacGyver y empujar a mis hijas hacia adentro nuevamente (¡una gran ronda de aplausos para él!), yo deseaba que no me hubiese despertado porque el temor de perder a mis hijas era el sentimiento más terrible que yo he experimentado.

Estando en la República Dominicana, esto realmente se sintió como la canción de Juan Luis Guerra “El Niágara en Bicicleta.” Los hospitales ahí no están tan equipados como los de los Estados Unidos, pero por suerte, los doctores saben cómo trabajar con la falta de equipos médicos, y el Ginecólogo-Obstetra que me recibió en el hospital tomó el riesgo de hacer un cerclaje cervical doble para cerrar el cuello uterino con una sutura, con esperanzas de prevenir lo que iba a ser una pérdida aparente. Fue un gran riesgo, ya que el cerclaje se coloca entre las semanas 12-14, y yo ya tenía casi 24 semanas con gemelas. Había un riesgo de perforar los sacos, infectando a las bebés, y causando un parto antes de tiempo, entre otras complicaciones.

Médicamente, lo que me pasó se llama un cuello uterino incompetente, y no existe ninguna manera de prevenir esto antes de que ocurra. Irónicamente, la semana antes del caos mayor, el técnico de ultrasonido había bromeado diciendo: “tu puedes tener trillizos,” después de mi pregunta sobre el estado de mi cuello uterino, y aún más irónicamente, mi seguro de maternidad comenzó a estar en efecto 2 días antes de este loco paseo en montaña rusa.

En aquel momento, me preguntaba por qué estaba en la República Dominicana cuando me ocurrió esto. Pero hoy, entiendo que Dios me colocó en el lugar correcto en el momento apropiado. Si yo hubiese estado aquí, ellos simplemente me hubiesen asignado descanso permanente con la cama inclinada para que la gravedad mantuviera a los bebés dentro un poco más de tiempo porque los bebés de 24 semanas nacidos en los EEUU tienen un 50% de posibilidad de sobrevivir en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales y el alto riesgo del cerclaje es considerado inaceptable en esa etapa, de forma opuesta a la República Dominicana, donde ellos sabían que no tenían ninguna posibilidad de salvar a los bebés si ellos hubiesen nacido entonces. Por ende, los doctores en la República Dominicana hicieron todo lo que tenían en su poder para mantener a los bebés adentro… y lo lograron. El Doctor Rojas y su maravilloso equipo me compraron 7 semanas más con mis niñas gemelas dentro de mi vientre.

Esas 7 semanas estuvieron lejos de ser fáciles, pero tenía tanto agradecimiento y tenía esperanzas de que estas pequeñas niñas tenían un propósito especial en esta vida y que ellas iban a nacer saludables debido a 3 razones principales: 1) Dios me las envió en un momento de mi vida en el que médicamente era altamente improbable que yo quedara embarazada, 2) ellas corrieron un maratón y se quedaron, y 3) estuvieron de regreso en mi vientre perfectamente saludables después de estar en el canal de nacimiento.

No es necesario decir que durante esas 7 semanas, cada centavo que gastamos en el seguro se pagó. Entre el cerclaje, una ambulancia aérea privada para regresar a los Estados Unidos, las hospitalizaciones, las inyecciones de progesterona, y las inyecciones de surfactantes, fue un alivio tener seguro médico a pesar de lo costoso que era.

Al final, mis niñas nacieron a las 30,5 semanas, pesando 2,5 libras cada una, con una puntuación de Apgar de 9 (excelente), y respirando sin asistencia por sí mismas. Eran pequeñas bebes prematuras perfectas, muy diminutas y aún ‘inmaduras.’ Nos tomaron 8 semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales antes de finalmente llevar a mis Lanuguitas a casa. Lanuguitas es mi apodo para ellas, y viene de la palabra Lanugo que son los vellos delicadamente suaves que cubren a los infantes en el vientre, y en el caso de mis gemelas, aún al nacer.

Durante nuestra estadía en la UCIN, hubo subidas y bajadas, incluyendo los ‘bradies’ regulares, ‘desaturaciones,’ y hasta infecciones y transfusiones de sangre, pero nunca dudé que mis hijas iban a estar perfectamente saludables gracias a Dios, los doctores, el trabajo maravilloso de March of Dimes / Nacer Sano, y mi muy costoso –pero cómo lo valió- seguro médico.

Siendo madre de gemelos no es fácil, pero ayuda tremendamente saber que tienes a un Dios a tu lado, una gran familia, y el regalo sin precio de la salud.


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